El caso Bardell contra Pickwick

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Esta entrada del blog ha surgido de forma espontánea en mi red neuronal por defecto. Así llaman los especialistas en mindfullness al vuelo libre y loco que despliega nuestro cerebro cuando dejamos la atención en suspenso. Me enredé imaginando los días que vamos a pasar en Londres, el poet’s corner de la Abadía de Westminster, algunos de mis autores favoritos allí enterrados, Dickens, sus Documentos Póstumos del Club Pickwick y, finalmente, el caso Bardell contra Pickwick. Aquí estoy, pues.

Charles J.H. Dickens fue el gran novelista victoriano. Hombre autodidacta de origen humilde, la vida miserable de su familia le obligó a hacer de buscavidas durante la adolescencia. Realizó labores de todo tipo, gracias a lo cual pudo retomar sus estudios y trabajar mas tarde en la oficina de un procurador. Con esta formación básica consiguió ejercer como reportero en el Doctor’s Common, asociación colegial londinense de abogados, y en la Cámara de los Comunes. Su vida literaria comenzó con la publicación de relatos en periódicos y revistas. Publicó en Monthly Magazine con gran éxito sus Escenas de la vida de Londres, inspiradas en la vida real. Poco después, escribió para otro diario una larga serie de episodios sobre las aventuras de un grupo de caballeros londinenses. Así nació, por entregas, Los Documentos Póstumos del Club Pickwick, su primera gran novela, la que lo catapultó a la fama y abrió las puertas del realismo literario inglés.

La peripecia de Mr Pickwick, presidente del club que lleva su nombre, Mr Snodgrass, Mr Tupman y Mr Winkle tiene lugar en diferentes escenarios del Londres victoriano y sus alrededores, muchos de los cuales el autor había conocido en su azarosa juventud: fiestas provincianas, procesos electorales, jornadas de caza, desfiles militares, baños estivales, posadas de postas o el sórdido mundo de la ley. En tono fresco y humorístico Dickens describe sagazmente el orden social surgido tras la revolución industrial. Lo hace con una mirada honrada y limpia, alejada de la tragedia, nunca cínica, muy pickwickiana. Su fino y juvenil ingenio crea situaciones desternillantes.

Samuel Pickwick es un hombre entrado en años y en kilos, con una irrefrenable tendencia a la letargia -de él recibe su nombre el síndrome narcoléptico asociado a la obesidad-, elegante, sabio, discreto, recto y magnánimo. Su ingenuidad y bonhomía le ponen a menudo en situaciones críticas, de las cuales sale dignamente a flote con su característica flema británica. Fiel a sí mismo, Mr Pickwick jamás pierde la compostura; Dickens está detrás, dispuesto a rescatarle con su mirada benévola. En su camino se cruzan varios personajes que le darán fuertes quebraderos de cabeza. Entre ellos el inolvidable Mr Jingle, un charlatán y caradura profesional con pretensiones de dandi que utiliza un lenguaje telegráfico hilarante. El otro gran personaje problemático es Mrs Bardell, a través de la cual Dickens desarrolla uno de los hilos narrativos de la novela: el caso Bardell contra Pickwick, inspirado en un caso real de su época de cronista.

Marta Bardell es la madura patrona de Mr Pickwick en Goswell Street. Viuda agradable y diligente, desea ardientemente que Mr Pickwick, siempre indiferente y exquisito, la mire con otros ojos. Animada por el íntimo deseo de llegar a ser Mrs Pickwick, se crea un equívoco y una situación absurda cuando él le comunica que ha tomado un criado a su servicio. Arrebato y desmayo ante la atónita mirada de Mr Pickwick y sus amigos. Un tiempo después Samuel Pickwick recibe una nota de los abogados Dodson y Fogg: la demanda de Mrs Bardell por incumplimiento de promesa matrimonial.

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Dickens hace, a través de este personaje y de algunos otros, una sátira del enamoramiento. Marta fantasea con su anhelo romántico y ve avances donde no los hay. Furiosa, empeñada en una realidad que solo existe en su imaginación, se atreve a exigir responsabilidades. La naturaleza trágica del amor se convierte, a través de la mirada irónica de Dickens, en desmesura, histeria y disparate: un asunto cómico. Marta es también un antepasado natural de ese carácter tan de moda que tiene por costumbre demandar judicialmente. Rumiadores de conflictos que, como Mrs Bardell, resultan tan trágicos como cómicos.

La novela de Dickens ha sido comparada al Quijote, por la contraposición de Mr Pickwick, un hombre de ideas, modales y lenguaje elevado, con la sabiduría popular, la picaresca y el inglés cockney de su criado; también por la narración de historias dentro de la historia. Sin desmerecer la novela de Dickens, que me parece buena, digo lo que diría Alonso Quijano: que ni por pienso. Tienen otra cosa en común: la risa está asegurada.

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Imagen de portada: Fernando Botero. Mujer
Imagen interior: Fernando Botero. El notario

2 respuestas a “El caso Bardell contra Pickwick

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