Hilma af Klint y la creación alienada

El momento sublime de la creación de una obra de arte sea esta musical, plástica o literaria es en muchas ocasiones epifánica. Como si de una conexión con la divinidad se tratase, los creadores asisten a una especie de revelación cuya potencia les hace dudar de si les pertenece a ellos mismos o más bien han sido elegidos como brazo ejecutor de un ser superior.

Desde los hombres de las cavernas hasta nuestros días, la creación de imágenes busca expresar emoción o trasladar un estado anímico, al tiempo que despertarla en otros. En ocasiones, esta cualidad puede ser considerada mágica por su poder catalizador de sentimientos en el alma del espectador, ya que el estado de ánimo de la obra puede profundizar y modificar el estado anímico del que la contempla, como nos dice Kandinsky en Lo espiritual en el arte.

Pero a veces, el artista no busca tanto el efecto que su obra causa en otros como la necesidad de expresar a través de ella su profunda inquietud espiritual, es más, utiliza su obra como vehículo de trasmisión de una experiencia mística o visionaria comunicada por una entidad espiritual, algo que hoy nos parece excéntrico pero que a principios del siglo XX fue bastante más común de lo que creemos. Este es el caso de la pintora sueca Hilma af Klint.

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La obra abstracta de Hilma af Klint (1862-1944) pudo verse por primera vez en una fecha muy tardía posterior a su muerte, fue en la exposición de 1986, The Spiritual in Art, Abstract Painting 1890-1985, organizada por Los Angeles County Museum of Art con obra de pintores esotéricos y espirituales. El conjunto de las pinturas más interesantes y revolucionarias de esta autora, nunca llegaron a exponerse en vida de la artista por voluntad propia. No quiso que se mostraran hasta veinte años después de su muerte y así lo dejo dicho en su testamento que legó a su sobrino. Sentía que antes no serían comprendidas y posiblemente temería ser castigada con el aislamiento –o algo peor- que la sociedad impone a los visionarios, sobre todo si éstos son mujeres.

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Las inquietudes espirituales de Hilma af Klint le llevaron al ocultismo, la teosofía fundada por Helena Blavatsky, la antroposofía de Rudolf Steiner y sobre todo el espiritismo. Af Klint actuó como médium en sesiones de espiritismo, practicaba la escritura automática y aseguraba haber realizado gran parte de sus obras en conexión directa con sus guías en el otro mundo. En este estado de consciencia alterado al que llegaba a partir de estados de trance -generalmente en posición yacente- realizó entre 1906 y 1915 su gran proyecto Pinturas para el templo, un conjunto de pinturas abstractas compuesto por 193 cuadros de gran formato.

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Cuadros

 

El templo al que alude el titulo de esta gran serie podría referirse al tempo masónico. Según Helmut Zander, las tradiciones masónicas fueron incorporadas en 1904 por Annie Besant a la teosofía, que es seguido por Steiner estableciendo al año siguiente un rito masónico como punto culminante de su Escuela Esotérica. Hilma era una gran seguidora de Steiner al que había visitado en numerosas ocasiones e incluso había mostrado sus trabajos, aunque Steiner nunca respondiera a ellos con especial admiración.

La separación con el yo consciente de af Klint, el sentir subjetivo de estar en contacto con seres espirituales quienes le daban mensajes que ella, de algún modo, trasladaba a sus pinturas, es fruto de una acción alienada y de lo que el profesor Marco Pasi llama la disociación creativa. La acción alienada permite al artista desarrollar su obra con una gran libertad de expresión precisamente porque el autor no siente que sea creación suya. Pasi señala que como parte de un plan cósmico, la artista se vio reforzada a la hora de trasgredir los límites culturales y estéticos del momento. Por su parte, la disociación creativa se basa en el hecho de que la experiencia de disociación del yo proporciona una explosión excepcional de creatividad, algo que muchos artistas han buscado a lo largo de los siglos a través de distintos métodos.

Es interesante establecer un paralelismo entre las personalidades y  obra de la artista sueca Hilma af Klint (1862-1944) y el pintor ruso Wassily Kandisky (1866-1944). Además de ser estrictamente coetáneos, y por tanto hijos de la misma época, su visión del arte es similar en cuanto a su fuerte carga espiritual. Ambos llegaron a la abstracción en los primeros años del siglo XX . También Kandinksy seguía atentamente  la teosofia de Stainer, a la señora Blavatsky… la nueva espiritualidad. Ambos buscaban alejarse de la imitación de la naturaleza para concentrarse en la expresión de su mundo interior. Sin embargo, Kandinsky escribió varios ensayos estéticos, es decir, su aproximación fue intelectual llegando a la abstracción desde la consciencia mientras que el camino recorrido por Hilma af Klint fue experiencial, incluso traumático, y según ella declara, en gran medida ajeno a sí misma, alienada.

Me pregunto cuánto de carga sexual hay en su actitud, aparentemente carente de seguridad y credibilidad en si misma. El enigma y la contradicción de Hilma af Klint es el de una artista que pinta cuadros de  formato gigantesco, de una extraordinaria novedad por su intensidad y libertad creativa, cuadros complejos y herméticos, de intenso cromatismo y plagados de signos difíciles de interpretar aunque intuitivamente podamos descifrar algunas señales de dualidad, de opuestos, de unidad…cientos de cuadros apoyados en un trabajo minucioso e intenso como se refleja en los cuadernos que escribió… una obra inmensa y sin embargo….cede su autoría, renuncia a ella, otorgándosela a unos seres superiores, espíritus de otra realidad.

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La Historia del Arte ha considerado siempre a Wassily Kandisky- que pinta su primera acuarela abstracta entre 1910 y 1913-, Piet Mondrian y Kazimir Malevich, los pioneros de la abstracción, ahora, casi un siglo después, se ve obligada a revisar y reescribir este capítulo del arte contemporáneo, porque Hilma af Klint pintó sus obras abstractas en 1906.

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Un intenso trabajo de investigación, con la lectura de los 125 cuadernos de notas dejados por la artista, de la catalogación y restauración de las más de 230 obras entre lienzos y dibujos, permitió realizar la exposición itinerante Hilma af Klint. Pionera de la abstracción, hasta el momento, la mayor muestra dedicada a la autora. El Moderna Museet de Estocolmo, el Hamburger Bahnhof de Berlín y el Museo Picasso Málaga acogieron entre 2013 y 2014, las 214 obras que sintetizan la compleja y fascinante obra de Hilma af Klint. Desde principios de marzo de 2018 se puede ver obra suya en el Museo de Arte de Sao Paulo y en otoño, está prevista una gran exposición en el Museo Guggenheim de Nueva York.

La noticia sobre esta increíble autora me fue revelada por un amigo, gracias Alfonso.

Referencias:

  • Catálogo de la exposición Hilma af Klint. Pionera de la abstracción. Museo Picasso de Málaga, 2013.
  • Marco Pasi, Hilma af Klint, el esoterismo occidental y el problema de la creatividad artística moderna.  Boletín de Arte nº 35. Universidad de Málaga, 2014
  • Wassily Kandinsky, De lo espiritual en el arte. 1911