“Que tu alimento sea tu medicina, y tu medicina, tu alimento”
Hipócrates (460-370 a C. Padre de la Medicina moderna occidental)
Ahora que la primavera se afianza coloreando campos y armarios permitiéndonos aligerar nuestro vestuario, son muchas las personas que se miran al espejo y deciden ponerse a dieta.
Pululan por las redes mil y una recetas para bajar de peso y lucir figura escultural, a cual más descabellada. Nos embarcamos en el despropósito anual de intentar conseguir el cuerpo que marca la moda con dietas de moda, en lugar de investigar sobre nuestra nutrición para conseguir un equilibrio duradero y ganar salud.
Como socia de la Fundación CRIS, que patrocina proyectos de investigación sobre terapias para vencer el cáncer, participo con mi familia por segundo año en un reto que implica llevar una dieta saludable anti-cancerígena durante un mes y que consiste en:
- 10 raciones de verdura y fruta al día (80 gr. cada ración) Preferiblemente 7 raciones de verdura y 3 de fruta (por la fructosa, azúcar, que contiene)
- 1 hora de ejercicio al menos 5 días a la semana.
- 7 horas mínimo de sueño al día.
- 0% azúcar, edulcorantes o sustitutos.
- 0% harinas blancas. Todo 100% integral
- 0% lácteos.
- 0% carne roja (ni vacuno ni cerdo)
- 0% alcohol
El objetivo es tomar conciencia de la diferencia entre una dieta normal y una dieta saludable y al hacer público el reto recaudar fondos para los proyectos de investigación de la fundación.
A lo largo del mes, y les aseguro que se hace largo, se va tomando conciencia de la diferencia entre la vida que llevamos y la vida saludable. A base de leer etiquetas vamos descubriendo añadidos ocultos, desechando productos y acercándonos más a una dieta natural. Se aprende a darnos cuenta de nuestras dependencias y a elegir mejor lo que comemos, en definitiva a nutrirnos.
Los primeros días son difíciles, al lío de pensar en lo que se puede y no se puede comer se suma el mono de la desintoxicación, si tal como lo lee, DESINTOXICACIÓN, se sufre dolor de cabeza, fatiga, irritabilidad… Por suerte contamos con un grupo de apoyo donde los que nos adherimos al reto podemos compartir recetas, resolver dudas y darnos ánimos en los momentos de debilidad.
Al quinto día, más o menos según el estado físico de cada uno, el cuerpo, una máquina diseñada para moverse, agradece el ejercicio devolviéndonos vitalidad. Mejora la capacidad respiratoria, la oxigenación del cerebro, del sistema circulatorio y de los músculos además de ayudarnos a liberar tensiones.
El descanso nocturno con un ciclo completo permite al organismo realizar correctamente sus funciones metabólicas y al cerebro a procesar las experiencias vividas, amanecemos descansados y listos para un nuevo día.
Al finalizar el reto el cuerpo, el ánimo y la relación con la comida han cambiado. Nos alimentamos, nos movemos y nos sentimos mejor. Tenemos un buen tono muscular, ganamos en flexibilidad y agilidad. Nos reencontramos con el sabor de los alimentos en su estado natural y dejamos de necesitar añadir sal o azúcar. Reducimos el índice de grasa corporal y los niveles de colesterol. Gracias al ejercicio y a la buena alimentación nos sentimos más enérgicos y de buen humor, sin los cambios provocados por los picos de insulina que genera el azúcar. Ganamos bienestar y salud.
Estamos muy acostumbrados a sentirnos responsables de los compromisos hacia los demás con el trabajo y la familia pero parece que no somos conscientes de la responsabilidad que tenemos sobre nuestra salud y bienestar. Tenemos un sistema sanitario basado en paliar las enfermedades, en curar en lugar de prevenir, cuando en realidad sería mucho más eficaz, eficiente, económico y feliz, educarnos para vivir de forma saludable cultivando el bienestar. No entiendo como en los colegios y hospitales las máquinas expendedoras nos ofrecen productos de bollería industrial, zumos y refrescos llenos de aditivos, azúcares y grasas saturadas, nada saludables.
A lo largo de las últimas décadas nuestro “chasis” se ha ido transformando a consecuencia de los nuevos estilos de vida más sedentarios (el uso de internet: relaciones virtuales, compras en línea…) y a los nuevos hábitos alimentarios con productos altos en calorías y bajos en nutrientes. Sorprendentemente y en contra de lo que se suele pensar, en la sociedad occidental la dieta media ha bajado en calorías y sin embargo ha aumentado la media de peso y el sobrepeso.
La pirámide alimentaria actual es el resultado de una campaña orquestada en los años 50 del siglo XX por los intereses de los grandes ganaderos de Estados Unidos que convencieron al Gobierno, a través de estudios pagados por ellos, de la importancia de la carne y la leche en nuestra alimentación como la forma de obtener las proteínas y el calcio cuando realmente el sistema digestivo humano carece de las enzimas para procesar la lactosa y la lactasa de la leche animal a partir de los tres años y el consumo de carnes rojas en exceso acumula grasas saturadas y toxinas, ambas claramente nocivas, y se digieren con mucha dificultad.
Vidas cada vez más ajetreadas nos llevan a consumir alimentos procesados y casi todos contienen azúcar añadida para generar adicción. Haga la prueba y lea las etiquetas, se sorprenderá. De hecho, ya hay países que obligan a etiquetar los productos señalando en lugar visible el alto contenido de azúcar y/o de grasas.
y si nos ponemos a hablar de las harinas refinadas, del gluten genéticamente añadido… Somos lo que comemos y si realizamos un mapa universal del cáncer veremos como la mayor incidencia de esta enfermedad, que afecta ya a una de cada tres personas en España, coincide con los países occidentales con un consumo elevado de proteínas animales, lácteos, azúcar y productos procesados. Explicado de forma sencilla: Las células cancerígenas se alimentan de azúcar y se sirven de los lácteos como medio de transporte.
Me imagino la cara de escepticismo del lector en estos momentos, estará pensando: una friki más de la alimentación, pero por favor créame, me he documentado y, mejor aún, he experimentado directamente los efectos del reto. Su salud también está en sus manos.
Para saber Más:
Servan-Screiber, David: “Anti Cáncer. Una nueva forma de vida” 2008.
ISBN: 978-84-670-2802-7
Fuhrman, Joel: “Comer para Vivir” 2013.
ISBN 978-84-8445-481-6
Si quieres hacer tu propio reto y/o colaborar en la investigación para curar el cáncer
https://solidarios.criscancer.org/fundraisers/el-trio-manzana