
«10 centímetros por encima del suelo», Mona Sartoveh
“Los hombres siempre han tenido la oportunidad de apropiarse del conocimiento, el éxito, el poder y el arte, limitando las libertades de las mujeres. Pero tienen que saber que sin limitaciones o a pesar de ellas, las mujeres pueden también conseguir conocimiento, éxito, poder y arte”
Maedeh Salami
Termina marzo borroso y convulso como si el velo de la calima que nos nubla la vista y dificulta la respiración fuera un síntoma más de los tiempos fangosos que vivimos.
Este polvo del desierto, ahora tan presente, me trae recuerdos de otro marzo, 2005, en el qué celebrando el día internacional de la mujer 5 jóvenes fotógrafas iraníes: Maedeh Salami, Sahar Alizadeh, Zahra Mosafa, Mariam Tulu y Mona Sartoveh desvelaban su sonrisa ilusionada mostrándonos a través de su obra la realidad de las mujeres en Irán y la esperanza de un futuro próximo donde, a través de la república islámica, vivir con mayor libertad. Como me explicaron Sepideh Labani, comisaria de la exposición, y Mona Sartové, durante los inolvidables días que compartimos, paradójicamente, la islamización de los espacios públicos abría a las mujeres la posibilidad de ocuparlos e incorporarse a la sociedad civil.
Inauguramos la exposición con una profunda emoción, la de sentir la heroica humanidad de estas mujeres luchando por su libertad.
Las fotografías mostraban mujeres en vaqueros y deportivas, sobre patines en la calle, dibujando en clase, fumando en las escalinatas de la Universidad, atendiendo un mostrador, asistiendo a una manifestación, eso si todas con la cabeza cubierta por el hiyab.
Tras la Revolución de Jomeini (1979), en la elecciones de 1997, las mujeres habían expresado a través del voto su deseo de democracia y libertad. En 2005 el 60% de los admitidos en la prueba de selectividad eran mujeres, se casaban más tarde, trabajaban para obtener su independencia económica, participaban en movimientos sociales, creaban páginas web y deseaban relaciones igualitarias.
Estas jóvenes universitarias habían depositado su esperanza en el nuevo candidato progresista a la República Islámica, esperanza que ahora sé truncada por el radicalismo, como la de tantas mujeres que viven todavía tras un velo.
Y no me refiero sólo a las que nacen en territorios gobernados por la cultura islámica más radical, sino también a todas las mujeres que crecimos veladas por los prejuicios y la desigualdad en la que nos educaron, creyendo que teníamos que vivir pidiendo permiso, que lo nuestro es menos importante, o que podemos seguir esperando porque la igualdad es cuestión de tiempo…
Este año a las mujeres nos han privado de libertad de manifestación, de ocupar la calle para hacernos visibles, para desvelar y desvelarnos.
“estoy pensado que….
Podría de pronto abrir las alas…
Volar fuera
De esta silenciosa prisión,
Reír en la cara de mi carcelero y, junto a ti, empezar
a vivir de nuevo”
Forugh Farrojzad
Por todas las Mona, Ana, Sepideh, Iris, Maedeh, María Luisa, por todas mujeres que luchan por desvelar y desvelarse y por todos los que luchan con ellas