Algunas notas sobre retropía, el último libro de Bauman
Zygmunt Bauman, uno de los pensadores que mejor ha explicado las sociedades contemporáneas y la globalización, murió hace poco más de año en Leeds, al norte de Inglaterra donde daba clases desde hacía décadas. El sociólogo polaco dejó desarrollados algunos trabajos sobre la retropía, que hace unos meses se publicaron en español, y he estado leyendo estos días.
Retropía es un oscuro y a veces poco esperanzador relato de cómo el siglo XX comenzó con una utopía futurista y acabó sumido en la nostalgia, en un sentimiento de pérdida y desplazamiento, y en un idilio dudoso con nuestro propio pasado. Pesa en la lectura la imagen de un progreso imparable que presagia sin embargo una amenaza de pérdida más que un augurio de nuevos logros, una vaga pero persistente sensación de miedo a alguna catástrofe inminente, más que alegría y seguridad en el futuro.
Para Bauman, aquello que por inercia aún denominamos progreso evoca emociones opuestas a las que Kant, cuando acuñó el término, pretendía evocar: la utopía del futuro ha derivado en una sensación colectiva de aprensión. Las novelas y series de ciencia ficción se asemejan cada vez más al cine de terror o a los relatos góticos. El propio término retropía me sugirió desde que lo leí algo oscuro, amenazante y al mismo tiempo atractivo o poderoso. Las retropías son mundos ideales situados en un pasado perdido o abandonado que, aun idos hace tiempo, se resisten a morir. A pesar de que algunos capítulos son seguramente variaciones sobre temas recurrentes en su pensamiento, como la modernidad y sus parias o la identidad en la modernidad líquida, hay un inicio del libro deslumbrante en su apuesta escénica: el viejo sociólogo hace suyo el ángel de Paul Klee, que según Walter Benjamin sobrevuela horrorizado las cenizas del pasado y, en el arranque del relato el ángel nos sorprende de nuevo en pleno vuelo.
Para darnos pistas en este otro vuelo del ángel de la historia, retropía traza distintos mapas. Uno de ellos es la literatura: Oscar Wilde, Isaiah Berlin o un personaje sacado de una novela de Umberto Eco llamado Simone Simonini, que refleja el espíritu volátil y el enroscado serpenteo de la historia europea, o Kafka, claro. Para explicar la epidemia de exaltación del progreso de la que ya apenas quedan trazas, retropía nos lleva a un diálogo de Kafka donde el protagonista responde así a la pregunta de su criado: “¿Adónde va el señor? —No lo sé —le dije—, fuera de aquí, solo fuera de aquí. Fuera de aquí, nada más: es el único modo de que alcance mi objetivo. —¿ Conoce usted su objetivo? —preguntó él.—Sí —le respondí—. Te lo acabo de decir. Fuera de aquí: ese es mi objetivo”
Hay mucho más que citas literarias en retropía: el último texto de Bauman reflexiona sobre la endémica agresividad humana utilizando el mito del Leviatán y sus dudas sobre la supervivencia de la causa por la que nuestros ancestros —según la tesis de Hobbes—invocaron al Leviatán para que los gobernase. Las raíces de la ira, profundamente hundidas en el vértigo de la vida moderna líquida. La ansiedad, representada por los millennials, como primera generación de la posguerra que expresa- ellos y sus padres- un temor grave a retroceder en las oportunidades de futuro y bienestar. En fin, lo que algunos llaman la ansiedad de la impotencia o ”el sentimiento generalizado de que el poder está en un lugar distinto a aquel en el que estamos nosotros»
Zygmunt Bauman era además de polaco, judío; aunque no tuvo una relación fácil con sus orígenes hebreos. Quizá por eso es más conmovedor entender que lo último que nos ha dejado escrito abre –casi cien años después-con un homenaje a la melancolía de otro judío, Walter Benjamin y su ángelus novus, una acuarela de los varios ángeles celestiales que Paul Klee pintó y que Benjamin compró e inspiró su conocidísimo ensayo “ el ángel de la historia”, escrito ya en su huida de la Alemania nazi, que terminó con su muerte en Port Bou.
En “el ángel de la historia” y retomando una leyenda talmúdica en la que una legión de ángeles nuevos son creados a cada instante para, tras entonar su himno ante Dios, terminar y disolverse ya en la nada, el ángel sobrevuela horrorizado las cenizas que arroja el pasado, al tiempo que no puede escapar del futuro, arrastrado por la vorágine del progreso.
Al inicio de retropía, Bauman vuelve a mirar al ángel de la historia casi un siglo después de que lo hiciera Benjamin, y nos advierte de un giro de ciento ochenta grados en su vuelo y de un cambio de sentido en sus movimientos. Su rostro ya no mira aterrorizado hacia las cenizas del pasado, sino que gira la mirada del paraíso del pasado al futuro tormentoso, “un empuje-ahora como entonces-tan poderosamente violento sobre sus alas que el ángel ya no puede plegarlas.»
Retropía, editorial Paidos, 2017