Hace casi un año nuestra compañera y capitán del vapor Ana Peral publicaba como primera entrada del blog The Path de Bill Viola, hoy cerca ya de nuestro primer aniversario vuelvo a él, cerrando un círculo, para recomendaros vivamente que os animéis a iniciaros en la contemplación con Vía Mística, porque lo que nos propone Bill Viola en Cuenca, la ciudad que acoge la exposición hasta el 24 de febrero, es un viaje iniciático sobre la condición humana y la espiritualidad a través de la contemplación.
Dieciséis instalaciones audiovisuales, verdaderos cuadros en movimiento, repartidas deliberadamente en cuatro sedes: 3 iglesias desacralizadas y el Museo de Arte Abstracto, nos permiten hacer un recorrido a modo de peregrinación, alternando la contemplación de las obras en interiores de profunda oscuridad que nos aíslan y absorben, con la visión del paisaje pétreo, arquitectónico y dorado de una ciudad suspendida en el tiempo y el espacio. Sólo así es posible asimilar el impacto emocional y estético que cada vídeo produce.
El lento ritmo de las obras, en algunos casos como en The Quintet of the Silent, tan extremo que es difícil percibir los cambios, se contradice paradójicamente con la condición intrínseca del video, imagen en movimiento, lo que nos obliga a parar y a prestar atención para percibir los sutiles cambios que se van produciendo hasta que, en la mayoría de los casos la acción se desencadena o desborda, en definitiva, a contemplar.
Como ya he mencionado alguna vez, soy de natural acelerada, por lo que descubrir a Viola ha sido para mí todo un ejercicio de paciencia desde que lo encontrara por primera vez en el Reina Sofía en 1993 y os puedo asegurar que ha merecido la pena. Es como si el artista, en medio del frenesí actual, te pidiese tiempo y serenidad para establecer contigo un diálogo íntimo y personal, como dos amigos que se encuentran tras largo tiempo y se cuentan a tumba abierta las pasiones y desvelos que anidan en su alma, él te cuenta las suyas y destapa las tuyas.
La contemplación de sus obras requiere, silencio y recogimiento, incluso en algunos casos un punto de observación determinado, como en Unspoken: Silver and Gold, donde la imagen se aprecia de forma diferente o desaparece según el ángulo y la altura desde la que se observa y sólo se desvela por completo en una posición concreta.
Ojeando sus apuntes y observando los procesos de creación descubrí la minuciosidad con que todo está medido, la inspiración en cuadros religiosos o en la mitología, la cuidada selección del vestuario que une pasado y presente, el agua como símbolo. Sorprende la cantidad de artificio y medios técnicos: las tecnologías audiovisuales más avanzadas, el complicado montaje, el estudio detallado de la direccionalidad y volumen de sonido utilizados en cada obra para transmitir justo lo contrario, pureza, sencillez y una profunda humanidad a través de verdaderos iconos de extremada belleza.
Para reponer fuerzas a mitad del peregrinaje te sugiero comer en la posada de san José edificio histórico, antigua residencia de niños cantores de la catedral, donde podréis disfrutar de buena gastronomía local con fantásticas vistas.
Justo al lado de la oficina de turismo donde se adquieren las entradas, en el convento de las Esclavas del Santísimo Sacramento y de María Inmaculada, tienes para completar la visita una obra espiritual viva: el rezo y cántico perpetuo de las hermanas de níveas tocas. Y si vas en fin de semana, de camino a San Andrés, asómate a la tienda Al Natural del ceramista Fernando Alcalde la belleza de sus delicadas porcelanas de inspiración vegetal transmite una emoción que me atrevería a calificar de espiritual.
Por favor inicia el viaje, mejor acompañado de seres queridos para que podáis compartir impresiones y reflexiones pues te sorprenderá como Viola habla a cada uno según su condición y estado. Estoy deseando que vuelvas y compartas conmigo lo que has vivido.
Y repito con Viola “el arte es el proceso de despertar el alma”.