El sueño de Dante

Siete días he pasado en el Purgatorio de Dante. Pensaba leerlo tal vez, pero me vi empujada por dos pequeños hallazgos: el retrato de Francesca de Rímini en el Infierno de la Wallace Collection, pintado por Ary Scheffer, y la lectura de Tristana de Galdós, cuya protagonista tiene afición a la Divina Comedia. Me impresiona este fenómeno de polinización de las cosas. Y así, recién salidos a la superficie de la tierra a través de las aguas del Leteo, me uní a los poetas Dante y Virgilio para recorrer los caminos del Purgatorio.

Resucite aquí la muerta poesía, ¡oh santas musas!, y realce Calíope mi canto…

La vida de Dante Alighieri había estado plagada de vicisitudes amorosas, familiares y políticas. Nacido en Florencia en 1265, en pleno conflicto entre güelfos y gibelinos, dice Boccaccio en su biografía Vida de Dante que desde niño tuvo inclinación al estudio, creciendo en espíritu e ingenio, dispuesto a las ficciones poéticas y a la manifestación de las mismas por el arte. Con solo 9 años, conoció a la pequeña Bice Portinari, Beatrice, hija del noble florentino Folco Portinari, y recibió con tal fuerza su imagen -bella, humilde, gentil, discreta-, que se convirtió en ferventísimo servidor de Amor.

Beatrice Portinari: amor platónico y doloroso para Dante Alighieri. Casada con un rico florentino, Simon de Bardi, la muerte de Beatrice a los 24 años sume al poeta en una aflicción sin consuelo. A partir de ese momento, la figura idealizada de Beatrice llegará a constituir para Dante el eterno femenino, la sublimación de lo divino poetizada en su obra autobiográfica Vita Nuova:

quel dolce nome di madonna scritto,

e de la morte sua molte parole

(escrito el dulce nombre de mi dueña,

y muchas cosas que hablan de su muerte) 

La Beatrice de Vita Nuova y Divina Comedia configura en el Trecento el arquetipo de la condición femenina valedora de la inspiración poética.

El sueño de Dante. Dante Gabriel Rossetti

Apenas repuesto de la muerte de Beatrice, Dante inicia una etapa de creciente actividad pública y literaria. Arrastrado por presiones familiares e intereses económicos, contrae matrimonio con Gemma Donati y llega a ocupar cargos relevantes en el gobierno de Florencia, como el Consiglio dei Cento y el priorato de la República. Venturoso por poco tiempo, pues las intrigas políticas y su adhesión a los llamados güelfos blancos, partidarios de la autoridad papal pero dispuestos a negociar con los gibelinos del bando imperial, le valen la enemistad de los güelfos negros, la condena y el destierro. Lejos de su familia y de su patria, apartado de la vida política, inicia una vida errante por diversas ciudades de Italia dedicado a las tareas científica y literaria, especialmente a su obra cumbre, la Divina Comedia. La muerte le sobrevendría en la ciudad de Rávena, donde había sido acogido por su amigo Guido Novello da Polenta, sobrino de Francesca de Rímini, el 14 de septiembre de 1321.

Dante en el exilio. Frederich Leighton

La Divina Comedia es la obra canónica de la Edad Media. Sublime catedral del Medievo, escribe Stefan Zweig en su prólogo de 1921, en sentido metafórico y literal, pues Dante crea espacio con el verso en lengua vulgar, un vasto conjunto arquitectónico que articula los tres reinos del ultramundo: Infierno, Purgatorio y Paraíso. Se desconoce si la idea fue originalmente suya o si estuvo inspirada en la mística islámica, en especial en la obra del murciano Ibn Al-Arabi, Abenarabi, quien había escrito, años antes, una descripción topográfica similar de estos lugares basada en un diseño circular y estructurada en planos. Hay también precedentes islámicos en muchos episodios de la obra de Dante. De cualquier modo, la Divina Comedia es mucho mas que eso; es un gigantesco poema, un tratado teológico, filosófico, histórico y científico, una historia de su tiempo cuya finalidad tiene un carácter moral, como reconoce Dante en su Carta XIII a Cangrande della Scala: El fin de toda obra es múltiple, cercano y lejano. Pero, haciendo de lado las sutilezas, se debe decir que el fin es arrancar a los que viven esta vida de su estado de miseria y conducirlos al estado de felicidad.

Dante y su poema; al fondo, la montaña del Purgatorio. Domenico de Michelino

El recorrido del Purgatorio, representado como una montaña en medio de una isla, está articulado en 33 cantos, a través de los cuales, Dante y su compañero, el alma límbica del poeta Virgilio, comienzan su recorrido ascendente a lo largo de los siete círculos, hasta llegar al paraíso terrenal donde, ya separado de Virgilio, Dante se reencontrará con su amada divinizada, Beatrice, su futura protectora en el Paraíso.

El principio regidor del Purgatorio es el amor. En cada uno de los 7 círculos se expían los vicios del amor, ya sea por desorden o perversión en su objeto (soberbia, envidia, ira), por defecto (pereza) o por exceso (gula y lujuria). El viaje se inicia con un canto al amor, entonado dulcemente por el alma del músico Casella con un verso del mismo Dante: Amor, che nella mente mi ragiona -Amor, que dentro de mi mente habla- (Canto II). Y concluye con la reaparición de Beatrice al fin, revestida para el poeta de todas las virtudes y coronada de sabiduría, imagen toda del amor y del bien.  

En cuanto hirió mis ojos la alta virtud que me había avasallado antes de que yo saliera de la infancia me volví para decir a Virgilio: No ha quedado en mi cuerpo una sola gota de sangre que no tiemble; reconozco las señales de mi antigua llama.  (Canto XXX)

Dante y Virgilio. William Boughereau

El poeta convoca elementos, horas y constelaciones; escaleras, puertas, ángeles guardianes, espadas flamígeras; cánticos, oraciones y bienaventuranzas; candelabros, números, colores, y letras; coronas de olivo y juncos sin hojas; ríos, orillas y aguas purificadoras, para recrear un universo simbólico poblado de mitos, reyes, poetas, guerreros, sabios y contemporáneos que, arrepentidos y salvados de antemano, expían temporalmente sus pecados de amor a través de imágenes de una plasticidad desbordante.

Concluye el prólogo de Stefan Zweig:

Dante. Nada sabe de nosotros, a tal distancia caminamos por debajo de él. Pero ante su duración se estrellan los años, contra su masa se dispersan las frases: solo la eternidad, idea la más inaccesible para nuestra humanidad, continúa siendo su rival y símbolo.

Dante y Beatrice. Henry Holiday